El principal vehículo de la
comunicación es el lenguaje oral o escrito, que tiene como finalidad la
comunicación del pensamiento a través de una serie de palabras.
Podemos creer, que en mediación,
la comunicación que más nos incumbe es la oral. Sin embargo, los mediadores
debemos poner atención a esos mensajes no verbales que se transmiten a través
de los gestos y que nos puede ayudar a que una sesión de mediación sea mucho
más fructífera y que prospere en el tiempo.
En lo que se refiere a la
comunicación verbal, la elección de las palabras hechas por el sujeto emisor,
indica prácticamente los intereses y sentimientos que quiere transmitir al
sujeto receptor, los cuales si no son compartidos por éste hace que la
comunicación entre ambos sea complicada.
Hay múltiples formas de
comunicación oral. Los gritos,
llantos y risas son otras formas de comunicación oral, las cuales pueden
expresar diferentes situaciones anímicas y que son muy comunes en un proceso de
mediación. En estos casos, el mediador se debe mostrar sereno y paciente,
mostrarse cercano con el mediado, pero no puede caer en el error de dar
respuesta al problema de esa persona, o hacer juicios de alguna de las partes.
La comunicación no verbal mantiene
relación con la comunicación verbal, ya que suelen emplearse juntas.
Con respecto a la mediación, la
comunicación no verbal contribuye a ampliar o reducir el significado del mensaje,
ya que los gestos, postura y movimientos forman parte de los mensajes que
lanzamos cuando se comunican con la otra parte.
Los silencios en la mediación es
una señal que es aconsejable respetar por el contenido que ello puede conllevar
y no precipitarnos, ya que ello podría ser causa de arruinar la mediación.
En función del contexto en que se
desarrolla la mediación, es conveniente observar los gestos para prevenir,
dentro de nuestras posibilidades como mediadores, reacciones adversas y
emociones negativas e intentar que esa persona se sienta más tranquilo/a o más
cómodo/a.
El lenguaje de los gestos,
particularmente el de los brazos, el de las manos, el de la cabeza y el de los
pies, es a menudo tan preciso y tan elaborado como el lenguaje verbal.
Algunos de estos mensajes no
verbales como es el de cruzar los brazos indican desconfianza, si el mediado
agita las manos demuestra que tiene facilidad de comunicación y en caso de ocultar con una mano, uno o varios dedos de la
otra mano, es indicativo de inseguridad.
Es por todo esto, que los
mediadores debemos poner tanta atención a las palabras, expresiones y tono de
voz, como a esos mensajes no verbales que se transmiten a través de los gestos
y que nos pueden indicar como orientar la mediación para una evolución
favorable.
María Gámez.