miércoles, 15 de mayo de 2013

IMPARCIALIDAD O MULTIPARCIALIDAD ?

Por PALOMA ALES
 
Cuando nos referimos a la imparcialidad o neutralidad en el ámbito de la mediación como funciones encomendadas al mediador, no cabe duda de que, hablamos de uno de los puntos más complejos de determinar. Si acudimos a la definición que la Real Academia Española hace de estos términos, nos encontraremos con que estos conceptos significan: · Imparcialidad: “Falta de designio anticipado o de prevención en favor o en contra de alguien o algo, que permite juzgar o proceder con rectitud”. · Neutralidad: “Cualidad o actitud de neutral”; siendo neutral: “Que no participa de ninguna de las opciones en conflicto”. De acuerdo con estos significados, el mediador se acerca a la imagen de un tercero que no se declina en favor de ninguna de las posturas adoptadas en una mesa de mediación en ningún momento del proceso. No tomaría partido. No obstante, el mediador es parte fundamental en un procedimiento de gestión de conflictos. No es protagonista, no decide, termina desapareciendo; pero, su figura como canal de comunicación y generador de opciones y alternativas le otorgan un grado de participación e implicación considerable, que hace que prefiramos hablar de multiparcialidad. Palabra que, sorprendentemente, no encontramos en el diccionario de la R.A.E. Entenderíamos la multiparcialidad en el ámbito de la mediación como la posibilidad de potenciar en cada momento del proceso a la parte más desequilibrada o debilitada, de manera que, haciendo fuerte a una parte se consigue el equilibrio necesario para poder tomar decisiones conjuntas y equitativas. Esto debe ocurrir de una manera eventual y alternativa (aunque ahora sea con una de las partes, más tarde será con la otra), dado que si se hiciese de manera permanente y homogénea deberíamos plantearnos si hemos adoptado una postura dentro del proceso, en cuyo caso lo más sensato es terminar con el mismo (derivando por ejemplo a un compañero). Es posible que no sea necesaria esta “multiparcialidad”, dado que las partes se encuentren en situación de igualdad y equilibrio durante todo el proceso, pudiendo hablar entonces en estos casos de neutralidad e imparcialidad como la venimos entendiendo. No obstante, es muy complejo actuar de manera absolutamente equidistante, aséptica y objetiva. Resulta difícil intervenir sin pronunciarse, pero así debe ser, a pesar de que estemos condicionados por las propias perspectivas. Debemos trabajar en función del caso, debemos conseguir equilibrio y nos resulta interesante la posibilidad de potenciar posturas según el momento (ser multiparciales) para que todas las partes se encuentren legitimadas e importantes en el proceso, con capacidad de aportar y decidir. Trabajar en mediación no es fácil, pero, es apasionante.

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