jueves, 27 de junio de 2013

LA ESCUCHA ACTIVA

Por MARIA GAMEZ CASADO

Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber escuchar.

Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye.

La escucha activa alude no sólo a la habilidad de escuchar lo que la persona está expresando directamente, sino que engloba la capacidad de saber leer los sentimientos o pensamientos que subyacen a lo que está diciendo.

Una serie de pautas para mejorar la escucha activa serían la disposición psicológica por parte del mediador, es decir, estar preparado para escuchar y observar a la otra parte, analizando el contenido de lo que dice y como exterioriza sus sentimientos.

La otra parte ha de notar que la estás escuchando a través de: por una parte, la comunicación verbal, asintiendo a lo que dice con expresiones como “Claro”, “Entiendo”, “Ya veo”, etc, y por otra parte, la comunicación no verbal, consistiendo ésta en el contacto visual, en gestos, en la inclinación del cuerpo, etc.

El mediador ha de desarrollar la empatía o capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, intentando sentir lo que la otra parte siente, dando lugar a una comunicación más fluida y eficaz.

En cambio, a la hora de desarrollar la escucha activa hay que evitar la distracción, así como la interrupción, dejando que termine de expresar su parecer del conflicto.

Cuando estemos escuchando, no podemos caer en el error de hacer juicios y tener ideas preconcebidas y debemos evitar tener las respuestas al problema de la otra persona, sin que haya terminado de hablar.

Al estar desarrollando la escucha activa, debemos mostrar interés para así llegar a establecer una relación de cordialidad con la persona. Del mismo modo, es conveniente aclarar aquellas intervenciones realizadas por las partes para precisar lo que se ha dicho, es decir, recalcar ciertos datos o hechos que se consideren relevantes.
Por último, es aconsejable resumir la sesión, sintetizando y ordenando toda la información que da el que habla para comprobar que el mediador ha captado perfectamente tanto los hechos como los sentimientos de las partes.

jueves, 20 de junio de 2013

EL DON DE LA PALABRA


Por JULIA ROJAS-MARCOS BEL

Nuestros sueños, nuestros pensamientos, nuestros miedos..cuando son reconocidos por nosotros mismos. los transmitimos a los demás a través de las palabras.

 

Las palabras, a simple vista, son sólo eso palabras, pero no seamos ingenuos, no nos equivoquemos, ya que acompañadas del lenguaje gestual y del tono y volumen de la voz, adquieren poder y vida propia, teniendo la capacidad de unir a las personas o por el contrario destruirlas y desunirlas. Cómo dice Gorgias “ una palabra puede detener el miedo, desterrar el sufrimiento, crear alegría, alimentar el alma…” .Por eso son fundamentales en la Mediación, entendida cómo un proceso para resolver los conflictos de forma dialogada y pacífica.

 

Nosotros, los mediadores/as somos personas especializadas en las técnicas de comunicación y gestión de conflictos, promovedoras de la escucha activa y la empatía, por lo tanto  es necesario que dominemos el uso de las palabras. Por medio de ellas y con nuestra actitud, lograremos generar paz allí donde hay sufrimiento, tranquilidad allí donde hay tensión… Son imprescindibles en las sesiones de mediación aquellas palabras “sanas”  para que las personas se sienta cómodas, confíen en nosotros y aprendan a transformar lo negativo en positivo.

 

A si mismo, las palabras esconden mensajes, que las personas no emitimos por miedo al ridículo, a la frustración, a no sentirnos entendidos o apoyados o a ser agredidos verbalmente. Po lo cual es vital para que el proceso de Mediación tenga éxito que el mediador sea capaz de desentrañar esas señales que esconden las palabras,  cómo dice Wertsh “ No hay palabras neutrales, el lenguaje está completamente atravesado por intenciones y acentos.

 

Por consiguiente, es obligatorio el estudio profundo de las palabras, ya que ellas tienen una función en cada manifestación y relación humana, muchas evidente en procesos, tales cómo la Mediación, donde las palabras, los gestos, las intenciones y las emociones son la esencia y la herramienta fundamental del proceso.

martes, 18 de junio de 2013

TRASNMITIENDO MEDIACION


Por CONCHA GARCIA 

Ahora que nuestra vida está impregnada de la mediación, y hablo en nombre del equipo de mediadores de Triana, convirtiéndose en una forma de actuar, entender, sentir, pensar, en definitiva de vivir , es hora de transmitir esta vía, no ya de resolución, sino de acatar y prevenir problemas.

Diríamos que es una desconocida, aunque  a la hora de explicar qué es, en qué consiste y cómo se trabaja, a quien pregunta “¿Pero qué es? yo sé que significa mediación, pero exactamente no sé a qué te refieres”, en ese instante encuentro el momento. Mi momento para transmitir mi espíritu de mediadora. Su momento para hacerles ver que hay otra manera de tratar los problemas,  en el que tenemos en cuenta sentimientos, emociones, situaciones. En el que legitimamos a las partes, generamos ese ambiente para que sus posicionamientos se evidencien a la otra parte que hasta entonces sólo había entendido su postura como la válida. Siempre les digo a aquellos que no tenían conocimiento de la mediación que para mí es una forma más humana de solucionar conflictos.
Como hicimos la semana pasada, hemos de echarnos a la calle, tenemos que difundir, informar, dar a conocer la mediación. Cuando hablamos de lo que hacemos y a qué nos dedicamos, se refleja en nuestras palabras, en nuestras explicaciones, en nuestra mirada, incluso en nuestros gestos, porque estamos completamente convencidos, porque creemos firmemente en la mediación, porque para nosotros, las relaciones humanas son fundamento de la convivencia, felicidad y bienestar, y sabemos que ésta es la forma en la que se han de tratar muchos de los problemas que a la sociedad se les plantea y por los que sufren. Tenemos que difundir la idea de que hay una forma mejor de solventar nuestras disputas.

No debemos olvidar  a los escépticos, pero aun así, si les contamos nuestras experiencias, nuestra forma de trabajar, la acogida de la mediación de quienes llevan tiempo inmersos en un problema y cuando se han sentado en nuestra mesa han descubierto otro camino y se les han abierto los ojos, han descubierto cuál era el punto de vista de esa persona con la que llevaba tiempo en una situación dolorosa e incómoda, cuando contextualizamos y le contamos nuestra forma de actuar, les hacemos visible esta opción, que, aun no creyéndola al cien por cien, siempre quedará un resquicio de nuestra emoción y visión en su memoria y quizá les llegue el día en el que le encuentren sentido e incluso la necesidad de acudir a ella.
No me importa que me llamen soñadora, de hecho me encanta ¿hay algo más hermoso que disfrutar en la realidad de tu sueño? Pero no somos tan idealistas. Es complicado que la gente deposite su confianza en un mediador, es complicado hacerles llegar a todos este camino, es difícil su dispersión y extensión, por lo que tenemos que trabajar en ello. No queremos que el mundo se pierda esta oportunidad. Nuestra meta principal es  que  crean en ella y la practiquen. Probablemente sea una cuestión cultural, porque desde nuestro punto de vista, hay que inculcar la mediación desde los primeros años, de esta manera adquiriríamos una madurez más completa, ya que entenderíamos los problemas de manera distinta, lograríamos una implicación distinta en ellos e incluso prevendríamos situaciones duras y desapacibles.
Sabemos que el éxito de la mediación en nuestra sociedad es un camino de largo recorrido, pero que poco a poco lo estamos trazando, que tenemos que acudir a fórmulas innovadoras para difundir este método.

Que nos llamen locos, ilusos o idealistas, pero gracias a estas locuras, ilusiones e ideas, de alguna manera le hacemos llegar a las personas una forma de resolver los problemas en la que, dicha controversia, se trata desde una perspectiva de cambio y oportunidad. En definitiva, le mostramos una manera más satisfactoria y positiva de enfrentarse a los conflictos.

lunes, 10 de junio de 2013

CONCLUSIONES PERSONALES SOBRE LA DERIVACION EN EL CONTEXTO DE LA MEDIACION INTRAJUDICIAL


POR PALOMA ALÉS

Cuando nos referimos a la mediación intrajudicial, hablamos de la introducción de la mediación dentro de un proceso judicial ya abierto.
En los Juzgados existen conflictos a diario; conflictos que, en lamuchos casos, podrían resolverse a través de mediación.

En mi opinión, el principal obstáculo que encuentra hoy día la mediación es el desconocimiento de su existencia.

El hecho de que Jueces deriven a las partes a una sesión informativa de mediación, me parece que aporta calidad a la justicia, pues, previo a decidir por las partes, se les ofrece a estas la oportunidad de que sean ellas mismas quienes intenten llegar a un acuerdo (impulsados por ungestor de conflictos que sirva de canal de comunicación y provoque opciones que no habían sido consideradas por las partes dadas sus posiciones iniciales). Se les devuelve el poder a las personas y se les hace responsables tanto de sus actos como de sus consecuencias.

Cuando uno mismo fabrica sus soluciones, la probabilidad de cumplimiento de las mismas se incrementa, dado que, el compromiso al que se llega con la otra parte (y, sobre todo y aunque parezca sorprendente, con el mediador, a quien supone mayor reparo fallar, pues, se ha implicado hasta el final para ayudar) es un compromiso “autofabricado”, por tanto, querido y deseado.

Se trata de abrir el abanico de opciones a los ciudadanos, dotándoles de la mayor cantidad de instrumentos posibles para la resolución de sus controversias. Como decíamos antes, dado el desconocimiento de esta “alternativa” (entendido este concepto como *opción* perfectamente válida, equivalente al proceso judicial, y no subsidiaria), resulta interesante que exista la derivación intrajudicial. Muchas veces, las partes estarán dispuestas a sentarse para intentar llegar a un acuerdo
una vez que conozcan de la mediación, en otras ocasiones, aun siendo conscientes de la existencia de esta opción, preferirán pleitear cueste lo que cueste.

No obstante, aun en este último caso, ya queda en su memoria el hecho de que esta vía existe y que la pueden utilizar para cualquier asunto en el que se vean inmersos en el futuro. De igual forma, a pesar de que no se llegue a un consenso, el hecho de que las partes se hayan sentado una junto a la otra en una mesa de mediación puede reportar innumerables beneficios a la vuelta al proceso judicial (las tensiones son menores, se han visto las caras en un espacio de diálogo que no es el juicio, se han podido comunicar, han escuchado a la otra parte e incluso han podido llegar a entenderla aunque no se comparta su postura, se han sentido protagonistas y dueños de sus decisiones, etc.).

Se necesitan jueces que crean en la mediación y confíen en ella como instrumento útil y necesario al servicio de los ciudadanos, pues en ellos está el posible punto de partida de un proceso de mediación. En la mediación intrajudicial el impulso para acudir a mediación lo da el juzgador. Como dice el Protocolo para la implantación de la Mediación Familiar Intrajudicial en los Juzgados y Tribunales que conocen de procesos de familia, /“los jueces han de ejercer un rol muy importante en la implantación de la mediación, ya que son ellos los que deben promover y facilitar de forma activa y comprometida cualquier iniciativa de mediación intrajudicial”./

Del Protocolo anteriormente mencionado, me gustaría quedarme con una conclusión y es la siguiente: /“Ha de tenerse presente que el éxito de la mediación no debe medirse por el número de acuerdos totales o parciales alcanzados. Está demostrado que la simple participación de las partes en la primera sesión informativa presencial o en algunas sesiones de mediación, aunque posteriormente no se decida continuar, supone una importante mejora en el clima de diálogo entre las partes (…)”./

lunes, 3 de junio de 2013

DIBUJA Y CREA...Interpretación de dibujos.


Por Margarita Estepa

                Las técnicas de interpretación de dibujos, son unas de las llamadas ´"Técnicas Proyectivas". Como su propio nombre indica, son aquellas en las que la persona "proyecta" aspectos de su "mundo interior", tanto conscientes como inconscientes. A través de ellas, se ponen de manifiesto, rasgos de la personalidad, como inseguridades, miedos, felicidad, agresividad, coherencia, impulsividad, etc.; por ejemplo a través del trazo y la grafía de los dibujos. También se pueden apreciar conflictos relacionales, emocionales o familiares, a través de la temática o de las verbalizaciones que se realizan sobre ellos; según utilicemos el dibujo de la figura humana, el de la familia, dibujo libre, el árbol...etc. Igualmente se pueden ver ilusiones, deseos, expectativas, afán de crecimiento, sentido de la realidad...etc. También podemos apreciar aspectos intelectuales a través de los dibujos, como pueden ser la curiosidad, la capacidad de observación, rasgos de inteligencia como la riqueza verbal, la imaginación, la capacidad creativa, entre otros.

                Así mismo nos aportan datos sobre la persona en cuestión, el contacto que establece durante la realización del mismo, su actitud ante la "prueba", así como el gesto y su expresión corporal.

                Este tipo de técnicas pueden sernos útiles en nuestro trabajo como mediadores, sobre todo con los niños, que viven más cerca del mundo del juego, la fantasía y la creatividad. A partir de ellas te adentras en el mundo interior de la persona, con lo cual, justamente es en este momento, que se impone una reflexión sobre la prudencia y el respeto a la hora de su utilización.

                Como mediadores, utilizaremos esta u otras técnicas como herramientas que en principio den seguridad y nos aporten datos, pero, que en ningún momento nos descentren del sentido de la realidad, es decir, la persona en sí misma. La persona, como la vida, siempre están más allá de cualquier técnica o esquema mental, y sólo podremos "conocer" realmente si soy capaz de "sentir" y "transmitirle" a la otra persona.

                Como mediadores propiciamos el encuentro entre las partes en conflicto. Dicho encuentro se realiza en un área de seguridad y confidencialidad que, permite que sea un espacio de comunicación, aprendizaje y crecimiento para todos, donde se puede expresar, afrontar, asumir responsabilidades, crear y re-crear nuevas vías de actuación que nos permitan gestionar y resolver, en la medida de lo posible, los conflictos planteados. Es ahí donde el mediador se convierte en una especie de "Mago", que facilita y conduce el encuentro en cuestión y que tiene para ello el "poder" que le otorgan las partes mediadas y una serie de herramientas - como estas que nos ocupan- para poder llevar a cabo su trabajo. Es aquí donde la calidad, cualidad e integridad personal del mediador entran en juego; para que el encuentro sea realmente genuino, creativo, positivo y suponga una oportunidad para todos, independientemente de los resultados que se obtengan, y que no dependen del profesional, sino de las partes en su gran totalidad.

                Esto lleva a concluir en una Actitud, que aunque no está en los libros, resulta fundamental para trabajar como mediador/a: "Actitud del eterno y humilde aprendiz". Hace falta humildad para no perderse en el conflicto, para no dirigir, empujar o controlar la situación, para aprender  de todas las situaciones que llegan y que se conviertan en oportunidades. Finalmente, es importante considerar que en nosotros mismos reside nuestro verdadero potencial como mediadores;  es aquí donde se encuentra nuestra ilusión, intuición, fuerza interior, compromiso, creatividad y el verdadero conocimiento que surge de la experiencia vivida. Es por ello que invito a explorar...