En
relación con la mediación intergeneracional podemos citar multitud de casos
diferentes en los que un profesional mediador puede trabajar. Esta mediación
supone la resolución de conflictos entre las diferentes generaciones
familiares, con lo cual, considero que pueden aparecer conflictos dentro del contexto
familiar en cuanto a las relaciones de los miembros familiares por multitud de
circunstancias y, además, esto afectaría a los diferentes contextos donde ésta
se desenvuelve, como por ejemplo en las relaciones sociales, laborales,
emocionales, entre otras.
Al hablar de Mediación Intergeneracional, se
debe hacer una distinción entre dos conceptos: mediación ascendiente y
descendiente; puesto que los conflictos que puedan surgir en cada término se
originan por diferentes causas y tendrán como consecuencia un proceso y
tratamiento distinto al resto.
En cuanto al término de “mediación
ascendiente” se trata de llevar a cabo un proceso de mediación dentro del
núcleo y contexto convivencial, en el cual se dan una serie de necesidades e
intransigencias que han de ser resueltas para la fluidez en el entorno
vivencial, con el mero hecho de que son conflictos más cotidianos y tratados con más naturalidad, aunque también
podamos encontrar conflictos que requieran mayor atención que otros.
Por otro lado, el concepto de “mediación
descendente” implica el conflicto que se puede establecer cuando la
responsabilidad en el cuidado de los mayores se ve envuelta en circunstancias
laborales específicas por parte de los hijos que impiden quizás la dedicación
necesaria. También puede suceder que determinadas actitudes de los mayores
(chantajes afectivos, excesiva dependencia...) lo conviertan en una carga
física, emocional y mental para los
cuidadores, que puede ocasionar conflictos que requieran de una acción
mediadora. Además, otro agravante a esta situación es la falta de ayudas
sociales a los diversos casos de dependencia.
También hay circunstancias en las q este
conflicto de convivencia con los mayores afecte a la convivencia general de
todo el círculo familiar, así como a las relaciones familiares, sociales,
laborales, entre otros.
La mediación intergeneracional es importante porque la vida va
evolucionando de unas generaciones a otras, lo que supondría que las
generaciones anteriores pasan el testigo a las siguientes, cuyas personas son
otras, viven en un momento distinto, tienen esquemas diferentes, necesidades y formas
diferentes de ver las cosas. Para que este traspaso sea armonioso, debe de
haber una elaboración e integración de todo el proceso anterior que se nos
transmite con lo nuevo. Este proceso acarrea conflictos que requieren una
acción mediadora para encontrar un equilibrio entre las partes, en lo que se
refiere a valores, relaciones emocionales, necesidades y esquemas mentales.
Con respecto a las personas mayores, se hace también necesaria
especialmente esta labor mediadora porque vivimos en un momento en el que priva
lo económico, lo laboral...pero no lo emocional o humano, por lo que cuesta
trabajo encajar el cuidado de los mayores en un ritmo tan acelerado de vida,
que no favorece en la mayoría de los casos esta opción como viable.
De
esta forma considero que el mediador necesita un conocimiento amplio de las
situaciones con las que va a trabajar, de los cauces de actuación y, sobre
todo, tener una gran calidad humana. Resulta fundamental que en la primera
sesión el mediador exponga una buena acogida ante las partes e intente
recopilar la mayor información posible, creando un espacio cómodo en cual las
partes puedan expresar sus sentimientos e ideas, para poder dar paso así al
proceso natural de la mediación.
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