Es la identificación mental y afectiva de una persona con el estado de ánimo de otra persona.
Si no nos ponemos en el lugar del otro, si no pasamos por donde el otro pasó, no podemos comprender lo que experimenta esa persona.
Cuando el conflicto está servido nos posicionamos en nuestra verdad como única e inamovible, al igual que la otra parte, considerando que ceder es perder y que solo existen dos opciones .Ante esto, es más conveniente que sea un tercero el que decida, en vez de situarnos en el lugar del otro y estimar que su verdad para él es tan válida como la nuestra para nosotros, y que existen más opciones que seguramente no hemos barajado ,precisamente por no haber intentando entender nuestras diferentes postura y el por qué de las mismas.
Pues esa capacidad de una persona para ponerse en las circunstancias de otra es la empatía. Percibir lo que otros sienten sin decirlo es la esencia de la empatía.
La empatía es tan importante porque las personas afectadas por un problema no encuentran consuelo en las palabras de ánimo de otra,sino que les consuela que alguien entienda lo que les está pasando, que le escuchen y que le dejen hablar.
En mediación ocurre lo mismo, porque el sentirse escuchadas y legitimadas les ayuda a considerar sus posiciones en la búsqueda del interés común.
El Mediador ha de percibir lo que sienten las partes, y hacer que lo perciban entre ellos, como unos de los pasos importantes para resolver el conflicto.
El mediador debe ser capaz de valorar percepciones, medios e historia que cada parte revele en la discusión. La confianza se instala a partir de esta corriente personal.
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