Por Margarita Estepa
Las
técnicas de interpretación de dibujos, son unas de las llamadas ´"Técnicas
Proyectivas". Como su propio nombre indica, son aquellas en las que la
persona "proyecta" aspectos de su "mundo interior", tanto conscientes
como inconscientes. A través de ellas, se ponen de manifiesto, rasgos de la
personalidad, como inseguridades, miedos, felicidad, agresividad, coherencia,
impulsividad, etc.; por ejemplo a través del trazo y la grafía de los dibujos.
También se pueden apreciar conflictos relacionales, emocionales o familiares, a
través de la temática o de las verbalizaciones que se realizan sobre ellos;
según utilicemos el dibujo de la figura humana, el de la familia, dibujo libre,
el árbol...etc. Igualmente se pueden ver ilusiones, deseos, expectativas, afán
de crecimiento, sentido de la realidad...etc. También podemos apreciar aspectos
intelectuales a través de los dibujos, como pueden ser la curiosidad, la
capacidad de observación, rasgos de inteligencia como la riqueza verbal, la
imaginación, la capacidad creativa, entre otros.
Así
mismo nos aportan datos sobre la persona en cuestión, el contacto que establece
durante la realización del mismo, su actitud ante la "prueba", así
como el gesto y su expresión corporal.
Este
tipo de técnicas pueden sernos útiles en nuestro trabajo como mediadores, sobre
todo con los niños, que viven más cerca del mundo del juego, la fantasía y la
creatividad. A partir de ellas te adentras en el mundo interior de la persona,
con lo cual, justamente es en este momento, que se impone una reflexión sobre
la prudencia y el respeto a la hora de su utilización.
Como
mediadores, utilizaremos esta u otras técnicas como herramientas que en
principio den seguridad y nos aporten datos, pero, que en ningún momento nos
descentren del sentido de la realidad, es decir, la persona en sí misma. La
persona, como la vida, siempre están más allá de cualquier técnica o esquema
mental, y sólo podremos "conocer" realmente si soy capaz de "sentir"
y "transmitirle" a la otra persona.
Como
mediadores propiciamos el encuentro entre las partes en conflicto. Dicho
encuentro se realiza en un área de seguridad y confidencialidad que, permite
que sea un espacio de comunicación, aprendizaje y crecimiento para todos, donde
se puede expresar, afrontar, asumir responsabilidades, crear y re-crear nuevas
vías de actuación que nos permitan gestionar y resolver, en la medida de lo
posible, los conflictos planteados. Es ahí donde el mediador se convierte en
una especie de "Mago", que facilita y conduce el encuentro en
cuestión y que tiene para ello el "poder" que le otorgan las partes
mediadas y una serie de herramientas - como estas que nos ocupan- para poder
llevar a cabo su trabajo. Es aquí donde la calidad, cualidad e integridad
personal del mediador entran en juego; para que el encuentro sea realmente
genuino, creativo, positivo y suponga una oportunidad para todos,
independientemente de los resultados que se obtengan, y que no dependen del
profesional, sino de las partes en su gran totalidad.
Esto
lleva a concluir en una Actitud, que aunque no está en los libros, resulta
fundamental para trabajar como mediador/a: "Actitud del eterno y humilde
aprendiz". Hace falta humildad para no perderse en el conflicto, para no
dirigir, empujar o controlar la situación, para aprender de todas las situaciones que llegan y que se
conviertan en oportunidades. Finalmente, es importante considerar que en
nosotros mismos reside nuestro verdadero potencial como mediadores; es aquí donde se encuentra nuestra ilusión,
intuición, fuerza interior, compromiso, creatividad y el verdadero conocimiento
que surge de la experiencia vivida. Es por ello que invito a explorar...
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