Mediación Vecinal, una oportunidad a nuestro alcance
Nos encontramos inmersos en
una sociedad que en pocos lustros ha cambiado su forma de comunicarse. La
irrupción de las nuevas tecnologías ha hecho que no solamente tengamos acceso a
todo tipo de información, veraz o no, sino que la forma de relacionarnos
también ha cambiado.
Sin embargo seguimos siendo
ciudadanos que compartimos espacios comunes, y es precisamente en ese ámbito de
convivencia diaria real y no virtual, donde el conflicto se produce también.
Éste es inevitable, erradicarlo es imposible pues es consustancial a nuestra
naturaleza, igual que lo es nuestra sociabilidad, y es ahí donde reside la
importancia de la “Mediación Vecinal” como método de gestión y resolución de
conflictos.
El conflicto no se produce
con una persona que está a kilómetros de distancia y a un click de borrarla de
tu vida, de tu entorno. No, la Mediación Vecinal da a las partes implicadas la
oportunidad y capacidad, si ellas quieren, de ser las que construyan la
solución del problema. Ante el muro que se ha levantado entre ellas, el
mediador les da las herramientas necesarias para derribarlo, pero son los
mediados los que lo tirarán para después, con los materiales que les dará el
mediador “edificar” la solución, que podrá ser una puerta, una ventana, un
arco… lo que ellos quieran, pues dicha
solución será como ellos y sólo ellos decidan, con el único límite de la
legalidad vigente.
Esta capacidad decisoria de
las partes junto con el ahorro de tiempo y dinero frente a otros procedimientos
son varias de las ventajas de la mediación así como el menor coste emocional
pues los conflictos vecinales pueden darse entre personas que probablemente se
seguirán teniendo que ver en la escalera, la plaza del barrio o la cola del
autobús e incluso entre quienes han llegado a tener lazos afectivos y a los que
estas situaciones pueden causarles sentimientos dolorosos.
Por todo esto es conveniente
considerar la
Mediación Vecinal como una oportunidad y una experiencia
única en nuestra ciudad.
Ángela de Fátima García Zarza